viernes, 10 de junio de 2011

El entorno

DIAGNÓSTICO SOCIOEDUCATIVO

El presente diagnóstico es para dar a conocer algunas características contextuales de la comunidad en donde está ubicado el preescolar CAIC Noche Buena, que está ubicado en la colonia Noche Buena, perteneciente a la junta auxiliar de La Resurrección.                                                                                                     
Nivel de estudios de los padres de familia
      
      De los 26 padres de familia, 8 no terminaron la primaria, tres concluyeron sus estudios de primaria; 6 tienen secundaria incompleta y 4 concluyeron la secundaria; 3 bachiller incompleto y sólo 1 tiene carrera técnica.     
      De acuerdo a los datos recabados de la entrevista inicial puedo decir que la mayoría de los padres de familia de mis alumnos no concluyó su educación básica.

Ocupación y principales fuentes de ingreso de las familias de mis alumnos.

      La ocupación de la mayoría de las mujeres es la venta de alimentos elaborados a base de maíz como tamales, tortillas, quesadillas, chalupas, gorditas, tacos, elotes, etcétera;  las mujeres salen de su comunidad a vender sus tortillas a los mercados o colonias del municipio de Puebla, para lo cual se tienen que trasladar en los camiones del transporte público, cargando pesadas bolsas llenas de tortillas.
      Para desempeñar esta labor dejan a sus pequeños hijos al cuidado de los hermanos más grandes (a veces esos hermanos “mayores” sólo cuentan con 6 ó 7 años), con familiares e incluso con los vecinos.
     Algunos padres de familia se ven obligados a trabajar como obreros en diferentes fábricas de la ciudad recibiendo un muy bajo salario porque no cuentan con los estudios suficientes para poder encontrar un trabajo mejor pagado. Algunos hombres tienen el oficio de albañiles y es así como ganan el sustento para su familia.
      De lo que he podido percatarme a través de los comentarios de los niños y madres de familia es que generalmente en esta comunidad quienes aportan el mayor porcentaje económico para el sustento de las familias son las mujeres.

Servicios básicos a los cuales tienen acceso las familias de esta comunidad.
      
       La mayoría de los padres de mis alumnos cuentan con los servicios básicos de luz, agua y drenaje (sólo tres tienen letrina); a esta colonia entran dos rutas del transporte público, sin embargo esto no es suficiente pues ya la población es grande, comentan las madres de familia que muchas veces deben esperar hasta media hora a que pase un transporte que lleve espacio para subirse, pues la mayoría va muy llenos (incluso parados no cabe nadie más).
      En cuanto al servicio telefónico; 10 de mis alumnos tienen teléfono en su casa, otros 10 tienen teléfono móvil y 6 de ellos deben ir a las casetas telefónicas que hay en algunos comercios  para poder comunicarse; en esta colonia no existen los teléfonos públicos de tarjetas o monedas. Sólo uno de mis alumnos tiene acceso al internet pues sus padres tienen un café internet.
      Sólo la carretera principal está pavimentada completamente, las calles de la colonia en su mayoría aun es de terracería, sólo dos pequeñas calles están pavimentadas, pero cuando llueve se cubren con tierra que arrastra el agua de las otras calles.
      La mayoría de las familias de esta comunidad no pagan luz, agua, ni drenaje pues pertenecen al grupo de antorchistas, para seguir contando con este apoyo deben asistir a todas sus asambleas y marchas que organizan sus líderes.

Problemática ambiental que afecta a la comunidad
       
       La gran población de perros que hay aquí es un verdadero problema, pues defecan en la calle, la gente debe esperar hasta que los del servicio de limpia pasen tocando la campana para poder sacar su basura, porque si la sacan antes los perros rompen las bolsas; falta educación en este aspecto pues es común que la gente utilice los terrenos vacíos para tirar ahí su basura.
      Hay una barranca en la cual depositan todo tipo de deshechos, lo que ha puesto en un verdadero problema a las familias que viven cerca de esta es que hay gente que se dedica a la compra de colchones usados, los cuales desarman para reconstruirlos y los deshechos de estos son depositados en la barranca, ha habido dos ocasiones que al querer quemar esta basura el fuego se ha salido de control afectando a las familias que viven cerca, han tenido que llegar los bomberos para controlar la situación.
      Hace algunos años los terrenos donde está asentada esta comunidad eran protegidos por el gobierno del federal pues existen aquí vestigios prehispánicos los cuales no has sido descubiertos por falta de interés de las autoridades, lo único que está a la vista es un juego de pelota, el cual está muy maltratado porque junto están los campos de futbol por lo que mucha gente va ahí constantemente y maltrata esta área.
     Cuando eran propiedad del gobierno federal estos espacios contaban con áreas verdes, las cuales fueron desapareciendo con la llegada de la gente que llegó a este lugar como aviadores o que compraron muy baratos los terrenos  incluso en esta colonia no existe ningún lugar destinado para escuelas, ni tampoco hay parques a donde puedan ir a jugar los niños.

Problemas de salud de la comunidad
      
      Cada alumno se ausenta de la escuela por problemas de salud por lo menos 30 veces al año, los principales padecimientos son; enfermedades gastrointestinales, gripe y tos; esto se da con frecuencia pues los niños están expuestos a la suciedad de perros, gatos, ratones y ganado vacuno y bovino; los pequeños juegan en la calle o en su casa donde no está pavimentado, también por la contaminación que genera que las personas dejen la basura en los lotes vacios; cuando los perros se mueren por cualquier causa no se preocupan por enterrarlos y los dejan en la vía pública.
      Es común ver a los pequeños que no asisten a la escuela descalzos, sucios e incluso con ropa muy ligera cuando hace frío o en la calle jugando en horas de mucho calor; lo que es muy común en estas madres de familia es que prefieren comprar comida chatarra a sus hijos en lugar de alimentarlos sanamente, por lo que al no alimentarse de forma sana, los niños no cuentan con las defensas necesarias contra ciertas enfermedades que podrían evitarse.
      A donde los padres de familia llevan a sus hijos a recibir atención médica es al centro de salud de la comunidad; algunos otros tienen el seguro popular y sólo unos pocos cuentan con seguridad social que les proporcionan sus padres al laborar en empresas que les dan esa prestación de ley.
      A esta comunidad llegan campañas de salud por parte del gobierno municipal, pero mucha gente no aprovecha esto, hay niños que presentan casos graves de caries dental desde muy pequeños y sus padres no tienen la iniciativa de llevarlos al dentista, hasta que en el preescolar o la primaria se les pide que lo hagan, ya como una indicación y no como petición.
      La mayoría de los padres de familia se ven obligados a llevar a sus hijos a chequeos al centro de salud pues si no lo hacen pierden el apoyo económico que les da el gobierno (oportunidades).

Problemática social que se desarrolla y vive en al comunidad
         
      Una característica de los hombres de ésta comunidad es que mientras sus mujeres se esfuerzan por vender sus productos hechos a base de maíz ellos gastan lo poco que ganan en bebidas alcohólicas; incluso los niños en la escuela juegan a que están borrachos, ya que esto lo ven como algo normal en sus padres; desafortunadamente también hay madres de familia que llegan oliendo a alcohol y es que según cuentan ellas sus padres desde pequeñas les daban a beber pulque como si fuera un alimento más de su dieta diaria.
      La gente se reúne frecuentemente para ponerse de acuerdo sobre asuntos relacionados con el funcionamiento de su organización de antorchistas, por esta situación dejaban que sus hijos que van en la primaria se fueran solos a su casa y a los pequeños del preescolar los dejaban al cuidado de vecinos o familiares e incluso de sus hermanos mayores, pero manifiestan que hace poco les avisaron de una de las primarias que se robaron un niños por lo que les pidieron que tengan más cuidado de ellos, por lo menos de momento los padres están alertas a cualquier suceso sospechoso.

Recreación de los alumnos fuera de la escuela y dentro de esta
       
      Los domingos o por las tardes asisten con sus padres a las canchas de futbol para andar en bicicleta o para jugar a la pelota, también es común ver a los pequeños reunirse con niños más grandes en la calle para jugar, eso me preocupa pues son muy pequeños para que anden solos por la calle, eso  me demuestra la poca atención de los padres; otra forma de divertirse es ir a las tienditas donde hay maquinas de videojuegos que también les afecta porque se les vuelve un vicio, los niños hasta roban dinero a sus padres para poder pagar los videojuegos y descuidan sus tareas.
      Por lo antes mencionado es que en la escuela realizo actividades recreativas con los niños con las cuales pretendo que cubran sus necesidades de juego, al ser niños pequeños favorezco los juegos grupales, ya sea todo el grupo o por equipos en las que los niños se diviertan pero también les generen el desarrollo de sus competencias, comunicativas, emocionales y sociales, entre otras.

Actividades de la comunidad que une a sus habitantes

     Tienen aún la costumbre de realizar fiestas que duran dos días, para lo cual colocan grandes lonas en sus patios, a estas fiestas invitan a mucha gente de la comunidad, sus principales festejos son:                                                                                             
La procesión: para venerar al santo de quien son devotos, en estos días los niños no asisten a la escuela y como la mayoría de la gente de las colonias asiste a esta procesión cierran la carretera y se hace una gran congestión vehicular, pero la gente ya está acostumbrada a esto.                                                   
      El carnaval de la resurrección: en esta actividad participan tanto personas mayores como niños, para que resistan esto los adultos toman bebidas alcohólicas e incluso le dan probaditas a los niños; en la semana santa pasada sucedió un hecho  lamentable un huehue perdió el control y disparó su mosquetón contra la gente e hirió a dos personas de gravedad, estos eran familiares de uno de los alumnos del preescolar, de milagro salvaron sus vida y esta persona está en la cárcel.

Fortalezas y debilidades de la escuela
     
      La principal fortalezas con que contamos en esta escuela es que las tres docentes cubrimos el perfil requerido y que tenemos el interés de seguir preparándonos, no por recibir mejores apoyos económicos (pues en nuestro caso no es posible) sino por mejorar nuestra labor educativa; también que mantenemos el entusiasmo cada día con nuestros alumnos lo que hace nuestra labor de buenos resultados tanto con los niños como con sus padres.
      Otra fortaleza es que las relaciones interpersonales entre nosotras es buena, siempre basadas en el respeto a los puntos de vista de  cada una de nosotras, eso se refleja en nuestro trabajo, en las relaciones con los alumnos y por supuesto con padres de familia, los cuales al ver que se vive un ambiente escolar de armonía dejan a sus hijos sin ninguna preocupación.
      Aunque no llevamos a cabo consejos técnicos como tal, si nos reunimos frecuentemente para organizar las actividades escolares, resolver algún problema que surja con los niños o los padres, y compartir nuestros conocimientos enfocados a la mejora de la educación de los niños que tenemos a nuestro cargo. 
      Nuestra gran debilidad es que no contamos con apoyo técnico pedagógico en el cual pudiéramos apoyarnos en caso de que surja algún problema para el cual necesitemos apoyo profesional; otra debilidad es que no tenemos acceso a los talleres y cursos de actualización que imparte la SEP, aunque nosotras buscamos las estrategias y los medios para resolverlos, estoy consciente que no es suficiente.

Recursos disponibles de la escuela
      
     Contamos con la biblioteca infantil que proporciona la SEP, algunos materiales de construcción y los materiales que vamos elaborando poco a poco para apoyar nuestras actividades diarias. A esto tratamos de sacar el mayor provecho posible, muchas veces lo importante no es contar con mucho material didáctico sino saber utilizarlo a favor de la educación de los alumnos.
      No contamos con apoyo técnico-instrumentales, ni socioeducativo; cuando hemos tenido alumnos que necesitan algún apoyo extra los canalizamos al DIF Estatal y ellos se encargan de brindar la ayuda; el problema es que los tramites los deben hacer los padres de familia y al ser una comunidad alejada de la ciudad se les dificulta trasladarse a los lugares que los canalizan y pronto pierden el interés.                                                                                                                                                         
      Lo que hemos pedido las maestras es que por lo menos tres veces por año asistieran al preescolar  personal capacitado del DIF para detectar posibles problemas en los niños o en la comunidad e invitarlos a asistir a terapias de apoyo; o en su defecto que nos capaciten a nosotras para poder apoyar pero con conocimiento de base.
       El preescolar es un CAIC (Centro de Asistencia Infantil Comunitario) y no contamos con ningún equipamiento extra cómo talleres, laboratorio o espacios deportivos y por lo tanto las tres maestras somos el único personal que existe en este preescolar. El inmueble es rentado y por consiguiente no cubre los requisitos en cuanto a infraestructura.

Resultados de pruebas  académicas
      
      Precisamente en esta semana participamos las tres profesoras de esta institución, en una evaluación que se da por primera vez para valorar el trabajo docente en el nivel preescolar.  La siguiente semana se valorará a los alumnos de 3º y los resultados se sabrán en agosto del próximo año.                                                                                    
      Me dio gusto saber que seremos parte de una estadística pues es la primera vez que la SEP voltea su mirada hacia nosotros, eso quiere decir que habrá un cambio en estos preescolares llamados CAIC y tal vez ahora nuestras autoridades se preocupen por buscar la manera de que seamos incluidas en los cursos y talleres de actualización; que ellos nos capaciten e incluso que nuestras supervisoras cuenten con los conocimiento pedagógicos necesarios. Todo sea por mejoran la calidad educativa de estos preescolares.

Violencia en la escuela
     
     Es lamentable reconocer que en este nivel se da la violencia dentro de las escuelas, hay alumnos que agreden frecuentemente a los demás de forma verbal, son muy pequeños y ya se expresan con groserías que no son comunes ni en la personas adultas (por suerte en mi salón solo tengo dos alumnos que presentan ese problema de conducta), alguna vez hablé con los padres de uno de los niños y lo único que conseguí fue que lo golpearan pero el problema siguió porque los del problema en realidad son sus padres.
      Se da la violencia física, pero en menor grado, desafortunadamente en esta zona predomina aún el machismo, muchas de las mujeres son golpeadas por sus esposos frente a sus hijos y eso genera que ellos quieran repetir esos patrones en la escuela, por lo cual debo estar muy alerta para frenar cualquier situación de violencia antes que se lleve a cabo.

viernes, 3 de junio de 2011

Lo que compartimos

Andamio cognitivo:

“Lo que compartimos”
Problemas
              
·         Falta de apoyo por parte de los padres de familia, pues sólo dejan en la escuela a sus hijos, exigen que los profesores simplemente transmitamos a sus hijos el conocimiento y no permiten que les hagamos ningún comentario sobre su desempeño cómo padres   responsables de sus hijos fuera de la escuela.
·         Falta de recursos tecnológicos, ya que en muchas de las escuelas ni siquiera cubren los requisitos mínimos para el avance tecnológico pueda ser utilizado como una herramienta que apoye al mejoramiento de la enseñanza en el nivel básico.
Preocupaciones
·         Cómo lograr involucrar a los padres de familia en el proceso de enseñanza de sus hijos tanto en la escuela cómo en su contexto familiar.
·         Cómo avanzar con la tecnología como apoyo a la educación sin que los alumnos hagan mal uso de esta.
·         Cómo lograr que los niños que provienen de familias desintegradas se involucren de forma positiva en el contexto escolar.
Satisfacciones
·         El darnos cuenta que la mayor parte de los objetivos que nos planteamos al inicio del ciclo escolar, se logró al final de este.
·         Me gusta y disfruto enormemente mi labor docente día a día.
·         El saber que con nuestra labor podemos mejorar la sociedad de nuestro entorno escolar.
·         Que tenemos una profesión que nos permite descansar periodos largos de vacaciones durante el año escolar.
·         El cariño, admiración y respeto que los alumnos demuestran hacia mi persona aún después de los años.

jueves, 2 de junio de 2011

Mi aventura de ser maestro

La aventura de ser maestro

José M. Esteve
Universidad de Málaga
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Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos
Universidad de Navarra. 4 de febrero de 2003
Tras veinticinco años de recorrido profesional, el autor afirma que se aprende a ser profesor por ensayo y por error. En el camino deben sortearse distintas dificultades, como elaborar tu propia identidad profesional, dominar las técnicas básicas para ser un buen interlocutor, resolver el problema de la disciplina y adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado[S1] .
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La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos[S2] .
Como casi todo el mundo, yo me inicié en la enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás porque, como he escrito en otra parte, nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error. Aún me acuerdo de mi primer día de clase: toda mi seguridad superficial se fue abajo al oír una voz femenina a mi espalda: “¡Qué cara de crío. A éste nos lo comemos!”. Aún me acuerdo de mi miedo a que se me acabara la materia que había preparado para cada clase, a que un alumno me hiciera preguntas comprometidas, a perder un folio de mis apuntes y no poder seguir la clase... Aún me acuerdo de la tensión diaria para aparentar un serio academicismo, para aparentar que todo estaba bajo control, para aparentar una sabiduría que estaba lejos de poseer...
Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la  libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se  puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar  nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos. Y con la libertad llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual.
Pensar y sentir
El camino y la meta me los marcó Unamuno en una necrológica de Giner de los Ríos, leída por azar en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza: “Era tan hombre y tan maestro, y tan poco profesor -el que profesa algo-, que su pensamiento estaba en continua y constante marcha, mejor aun, conocimiento... y es que no escribía lo ya pensado, sino que pensaba escribiendo como pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”.
”Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”... Miguel de Unamuno y su preocupación por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas. Muchos colegas coinciden en este punto. Mª Carmen Díez, desde la escuela primaria, expresa así su visión actual de la enseñanza: “ahora entiendo la escuela como un sitio adonde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnífico”. Fernando Corbalán, un profesor de secundaria, tras hablarnos de que en clase tenemos que divertirnos, buscar el ansia de saber y propiciar una atmósfera de investigación, concluye: “Y no se piense que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora en los dos sentidos. Mi[S3]  experiencia, al menos, me dice que algunos de los juegos y problemas con los que he disfrutado, y que sigo utilizando, han tenido su origen en la dinámica de la clase... Y cuando se crea esa atmósfera mágica en clase, con los fluidos intelectuales en movimiento, pocas actividades hay más placenteras”.
Hace tiempo, descubrí que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea. Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento. Todas las ciencias tienen en su origen a un hombre o una mujer preocupados por desentrañar la estructura de la realidad. Alguien, alguna vez, elaboró los conocimientos del tema que explicas, como respuesta a una preocupación vital. Alguien, sumido en la duda, inquieto por una nueva pregunta, elaboró los conocimientos del tema que mañana te toca explicar. Y ahora, para hacer que tus alumnos aprendan la respuesta, no tienes otro camino más que rescatar la pregunta original. No tiene sentido dar respuestas a quienes no se han planteado la pregunta; por eso, la tarea básica del docente es recuperar las preguntas, las inquietudes, el proceso de búsqueda de los hombres y mujeres que elaboraron los conocimientos que ahora figuran en nuestros libros. La primera tarea es crear inquietud, descubrir el valor de lo que vamos a aprender, recrear el estado de curiosidad en el que se elaboraron las respuestas. Para ello hay que abandonar las profesiones de fe en las respuestas ordenadas de los libros, hay que volver las miradas de nuestros alumnos hacia el mundo que nos rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles a pensar.
Cada día, antes de explicar un tema, necesito preguntarme qué sentido tiene el que yo me ponga ante un grupo de alumnos para hablar de esos contenidos, qué les voy a aportar, qué espero conseguir. Y luego, cómo enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con los nuevos contenidos que voy a introducir. Por último me lanzo un reto: me tengo que divertir explicándolo, y[S4]  esto es imposible si cada año repito la explicación del tema como una salmodia, con la misma gracia en el mismo sitio y los mismos ejemplos; llevo treinta años oyéndome explicar los temas, en algunas ocasiones, repitiéndolos dos o tres veces en distintos grupos; he calculado que me jubilo el año 2.021 y estoy seguro de que moriré de aburrimiento si me oigo año tras año repitiendo lo mismo, con mis papeles cada vez más amarillos y los rebordes carcomidos. La renovación pedagógica, para mí, es una forma de egoísmo: con independencia del deseo de mejorar el aprendizaje de mis alumnos, la necesito como una forma de encontrarme vivo en la enseñanza, como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos... “pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir...” Desde esta perspectiva, la enseñanza recupera cada día el sentido de una aventura que te rescata del tedio y del aburrimiento, y entonces encuentras la libertad de expresar en clase algo que te es muy querido. Inmediatamente recibes la respuesta: cien alumnos pican el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el sedal, modulas el ritmo de tu explicación a la frecuencia que ellos emiten con sus gestos y sus preguntas, y la hora se pasa en un suspiro -también para ellos-. Y entonces descubres la alegría: ese momento de magia te recompensa las horas de estudio y te hace sentirte útil en la enseñanza.
No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro. A veces tenemos la fortuna de encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes antes insospechados, nos enfrenta con nosotros mismos rompiendo las barreras de nuestras limitaciones; su discurso rescata pensamientos presentidos que no nos atrevíamos a formular, e inquietudes latentes que estallan con una nueva luz. Y[S5] , curiosamente, no nos sentimos humillados por seguir el curso de un pensamiento ajeno; por el contrario, su discurso nos libera y nos ensancha creando en nosotros un juicio paralelo con el que reestructuramos nuestra forma de ver la realidad; y luego, extinguida la palabra, aún encontramos los ecos que rebotan en nuestro interior obligándonos a ir más allá, a pensar por nuestra cuenta, a extraer nuevas conclusiones que no estaban en el discurso original... Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Las dificultades
He hablado de mis precarios inicios en la enseñanza, y de mi visión actual tras treinta años de recorrido profesional; pero, para ayudar a otros a recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar del proceso intermedio, e, inevitablemente, de las dificultades a sortear.
Identidad profesional
El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional. Esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor[S6] . Y aquí aparecen los primeros problemas, porque hay enseñantes que no aceptan el trabajo de ser profesor. Las dificultades suelen ser distintas entre los profesores de primaria respecto a los de secundaria.
Entre los de primaria el peor problema es la idealización: la formación inicial que han recibido suele repetir con insistencia lo que el buen profesor “debe hacer”, lo que “debe pensar” y lo que  “debe evitar”; pero nadie les ha explicado, en términos prácticos, cómo actuar, cómo enfocar los problemas de forma positiva y cómo eludir las dificultades más comunes. Han aprendido contenidos de enseñanza, pero no saben cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír. Así, se les ha repetido hasta la saciedad la importancia de la motivación para el aprendizaje significativo: “el buen profesor debe motivar a sus alumnos”; pero nadie se ha preocupado de que aprendieran de forma práctica diez técnicas específicas de motivación. Pese a que una de las principales tareas a desarrollar en su trabajo será la enseñanza de la lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de maestro incluyen un curso de lectoescritura, mientras que es frecuente que se dediquen cursos enteros al aprendizaje de la fonética.
Por estos caminos, al llegar al trabajo práctico en la enseñanza, el profesor novato se encuentra con que tiene claro el modelo de profesor ideal, pero no sabe cómo hacerlo realidad. Tiene claro lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo hacerlo. “El choque con la realidad” dura dos o tres años; en ellos el profesor novato tiene que solucionar los problemas prácticos que implica entrar en una clase, cerrar la puerta y quedarse a solas con un grupo de alumnos.
En este aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al retrato robot del “profesor ideal”; quienes lo intentan descubren la ansiedad de comparar, cada día, las limitaciones de una persona de carne y hueso con el fantasma etéreo de un estereotipo ideal. Desde esta perspectiva, si las cosas salen mal es por que yo no valgo, por que yo no soy capaz de dominar la clase; y, de esta forma, los profesores novatos se ponen a sí mismos en cuestión, y, a veces, cortan los canales de comunicación con los compañeros que podrían ayudarles: ¿cómo reconocer ante otros que yo tengo problemas en la enseñanza, si el “buen profesor” no “debe” tener problemas en clase? Como señala el artículo de Fernández Cruz, la identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización, en el que el profesor novato tiene que volver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora desde el punto de vista del profesor práctico y no del estudiante de magisterio.
Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho más grave. Como señala Fernando Corbalán: “la inmensa mayoría de los profesores de secundaria nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes... Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico,...)”. En efecto, nuestros profesores de secundaria se forman en unas Facultades universitarias de Ciencias y Letras que, ni por asomo, pretenden formar profesores. En ellas predomina el modelo del investigador especialista. Como resultado de este modelo, el profesor que llega al Instituto para explicar Geografía e Historia, y, con un poco de mala suerte un curso suelto de Ética, se identifica a sí mismo como “medievalista”, ya que, durante los últimos cinco años de su vida, la Universidad le ha insistido en la necesidad de estudiar Paleografía, Epigrafía y Numismática, Latín y Árabe para acceder a los documentos medievales, y se le ha iniciado en el trabajo de Archivo, centrándole en una época histórica muy determinada y permitiéndole olvidar el resto de la historia. Al parecer, nadie se ha puesto a pensar en el problema de identidad que sobreviene a nuestro medievalista cuando se enfrenta a una clase bulliciosa de treinta adolescentes en una zona rural o en un bario conflictivo. El sentimiento de error y de autoconmiseración se apodera de nuestro nuevo profesor. El es un investigador, un medievalista, ha pasado dos veranos en el archivo de Simancas preparando su Tesina entre documentos originales que él es capaz de descifrar... ¿por qué le obligan ahora a enseñar Historia General, que no es lo suyo, y, de paso Geografía y Ética? Y, además, descubre horrorizado que los alumnos no tienen el menor interés por la Historia, y que temas claves de su especialidad -como el apasionante tema de su tesina- se despachan con dos párrafos en el libro de texto.
Para colmo, nuestro futuro profesor de secundaria se da cuenta de que no sabe cómo organizar una clase, cómo lograr un mínimo orden que permita el trabajo y cómo ganarse la atención de los alumnos. Aquí, el problema de perfilar una identidad profesional estable pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos. ¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de Universidad! Ellos son investigadores, especialistas, químicos inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o arqueólogos, ¿por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de treinta adolescentes bárbaros? ¡Hay que mantener el nivel! -gritan exaltados-, y ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados. Y además, hasta el fin de sus días, vivirán la enseñanza rumiando la afrenta de que la sociedad les obligue a abandonar el Olimpo de su investigación para mantener contacto un grupo de adolescentes.
Por contra, algunos profesores consiguen estar a gusto en su trabajo, y descubren que esto pasa, necesariamente, por una actitud de servicio hacia los alumnos, por el reconocimiento de la ignorancia como el estado inicial previsible, por aceptar que la primera tarea es encender el deseo de saber, por aceptar que el trabajo consiste en reconvertir lo que sabes para hacerlo accesible a un grupo de adolescentes... Un viejo maestro me decía que, enseñar al que no sabe está catalogado, oficialmente, entre las obras de misericordia; y, en efecto, hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar a su servicio, en responder a sus preguntas sin humillarlos, en esperar algunas horas en tu despacho por si alguno quiere una explicación extra, en buscar materiales que les hagan asequible lo esencial, y en recuperar lagunas de años anteriores para permitirles acceder a los nuevos conocimientos. Lo único verdaderamente importante son los alumnos... Esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos. Esa es la tarea con la que hemos de llegar a identificarnos.
Comunicación e interacción
El segundo problema a solucionar para ganarse la libertad de estar a gusto en clase hace referencia a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un comunicador, es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de la comunicación[S7] . Además, en la mayor parte de los casos, las situaciones de enseñanza se desarrollan en un ámbito grupal, exigiendo de los profesores un dominio de las técnicas de comunicación grupal. Por tanto, ese proceso de aprendizaje inicial, que ahora se hace por ensayo y error, implica entender que una clase funciona como un sistema de comunicación e interacción.
Una buena parte de las ansiedades y los problemas de los profesores debutantes se centran en este ámbito formal de lo que se puede y lo que no se puede decir o hacer en una clase. El profesor novato descubre enseguida que, además de los contenidos de enseñanza, necesita encontrar unas formas adecuadas de expresión, en las que los silencios son tan importantes como las palabras, en las que el uso de una expresión castiza puede ser simpático o hundirnos en el más espantoso de los ridículos. El problema no consiste sólo en presentar correctamente nuestros contenidos, sino también en saber escuchar, en saber preguntar y en distinguir claramente el momento en que debemos abandonar la escena. Para ello hay que dominar los códigos y los canales de comunicación, verbales, gestuales y audiovisuales; hay que saber distinguir los distintos climas que crean en el grupo de clase los distintos tonos de voz que el profesor puede usar: un tono grave y pausado induce al grupo a la reflexión, mientras que si queremos animar un debate debemos subir algo el tono de voz... etc.
Los profesores experimentados saben qué lugar físico deben ocupar en una clase, dependiendo de lo que ocurra en ella; saben interpretar las señales gestuales que emiten los alumnos para regular nuestro ritmo de clase, y el dominio de éstas y otras habilidades de comunicación requiere entrenamiento, reflexión y una constante actitud de autocrítica para depurar nuestro propio estilo docente. Al final, conseguimos ser dueños de nuestra forma de estar en clase, conseguimos comunicar lo que exactamente queremos decir, y logramos mantener una corriente de empatía con nuestros alumnos.
Disciplina
Otro obstáculo serio a superar, quizás el que genera en los novatos la mayor ansiedad, es el problema de la disciplina. En realidad, es un problema muy unido a nuestros sentimientos de seguridad y a nuestra propia identidad como profesores. En este tema he visto de todo: desde colegas que entran el primer día en clase pisando fuerte, con aires de matón de barrio, porque alguien les ha dado el viejo consejo de que no pueden sonreír hasta Navidad, hasta colegas desprotegidos e indefensos incapaces de soportar el más mínimo conflicto personal. Entre esos dos extremos que van desde la indefensión hasta las respuestas agresivas, el profesor tiene que encontrar una forma de organizar a la clase para que trabaje con un orden productivo. Y, en cuanto comienza a hacerlo, descubre que esto tampoco se lo han enseñado. Se supone que el “buen profesor” debe saber organizar la clase, pero en pocas ocasiones se le ha contado al futuro profesor dónde está la clave para que el grupo funcione sin conflictos.
El viejo supuesto, según el cual, “para enseñar una asignatura lo único realmente importante es dominar su contenido” encuentra en este campo su negación más radical. Entonces, el profesor descubre que debe atender otras tareas distintas a las de enseñar: tiene que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal. Y esto requiere una atención especial, a la que también hay que dedicar un cierto tiempo. El razonamiento y el diálogo son las mejores armas, junto con el convencimiento de que los alumnos no son enemigos de quienes tienes que defenderte. Mi experiencia me dice que los alumnos son seres esencialmente razonables; es posible que, si te dejas, intenten llevarte al huerto y bajar algo tus niveles de exigencia, pero si la razón te asiste y en ella fundas tu propia seguridad, los alumnos saben descubrir muy bien cuáles son los límites.
Contenidos y niveles
Por último, nos queda el problema de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos. El profesor novato tiene que entender que ha dejado la Universidad, tiene que desprenderse de los estilos académicos del investigador especialista, y adecuar su enfoque de los conocimientos para hacerlos asequibles a su grupo de clase. Yo también protesto por el bajo nivel con el que me llegan mis alumnos, pero protestar no sirve de nada, tienes los alumnos que tienes, y con ellos no hay más que una alternativa: o los enganchas en el deseo de saber, o los vas dejando tirados conforme avanzas en tus explicaciones. Hay quien, en salvaguarda del nivel de enseñanza, adopta la segunda opción; pero a mí siempre me ha parecido el reconocimiento implícito de un fracaso; quizás porque, como dije antes, hace tiempo que descubrí que en cualquier asignatura, lo único importante es ser maestro de humanidad.
El orgullo de ser profesor
Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No espero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería hacer, y estoy donde quería estar. Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde el preescolar hasta la Universidad.
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MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)
Escritor, filósofo, humanista. Rector de la Universidad de Salamanca. Autor de una extensa obra literaria en la que destacan sus ensayos, en los que analiza la realidad social con una visión crítica y con una fuerte implicación personal. Se le considera uno de los mejores representantes de la Generación del 98. Su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera le llevó al destierro.
FRANCISCO GINER DE LOS RIOS (1839-1915)
Catedrático de derecho de la Universidad de Madrid. En 1876 renuncia a su puesto en defensa de la libertad de cátedra y funda la Institución Libre de Enseñanza, la institución educativa más innovadora en la España de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Su Residencia de Estudiantes es el centro clave de reunión y de formación de los mejores intelectuales y artistas españoles del siglo XX.

 [S1]Para lograr sentirme segura frente a mis alumnos debieron  pasar por lo menos dos años y aún ahora después de 12 años de servicio cada inicio de ciclo escolar siento los mismos nervios del primer año, pero basta con empezar a socializar para que desaparezcan en un instante.
 [S2]El entrar cada mañana a mi salón de clases y ver las caritas ansiosas de mis alumnos basta para que olvide cualquier problema que tenga y me dedique exclusivamente a mi clase, esto me ayuda a sentirme cada día a gusto con lo que hago.
 [S3]Esto es algo que los docentes no debemos perder de vista; el hecho de reconocer que no lo sabemos todo y que incluso los pequeños de preescolar tiene algo nuevo que enseñarnos cada día. Sólo basta que les demos la libertad para expresarse libremente.
 [S4]No debemos perder de vista que cada situación didáctica debe ser llevada a cabo con objetivos los cuales deben estar basados en los conocimiento previos que nuestros alumnos poseen, para retomar desde ahí y de verdad generar aprendizajes significativos.
 [S5]Recuerdo a una maestra que tuve la fortuna de tenerla como asesora en la licenciatura, la cual cuando daba su clase tenía como cierta magia que lograba que trasladara lo que ella decía a mi práctica docente; espero alcanzar ese nivel algún día.
 [S6]Esta identidad fue difícil de lograr pues primero quería enseñar como a mi me enseñaron, ahora lo complicado es trasladar los conocimiento teóricos que adquiero día a día al contexto escolar.
 [S7]Estoy de acuerdo con este autor, pues si como docentes no sabemos comunicar a nuestros alumnos  los saberes que queremos adquieran de una manera para ellos interesantes, jamás lograremos los propósitos propuestos.